Los actores de la industria de la construcción se enfrentan cada vez más a nuevas regulaciones y requisitos más estrictos para las emisiones de gases de escape y de ruido en los llamados a licitación. Además, los subsidios y las ventajas en los llamados a licitación públicas para el uso de máquinas para la construcción libres de emisiones deberían ser impulsores en la reducción de emisiones de CO2 en los centros de las ciudades.
Situación legal en Europa
A finales de la década de los 90, entró en vigor la directiva europea 97/68/CE (y sus posteriores revisiones) para minimizar las emisiones contaminantes de equipos y máquinas móviles. Las directivas europeas se volvieron a endurecer a mediados de 2016. En ese momento, el Consejo Europeo aprobó el reglamento sobre emisiones de gases de escape correspondiente a la fase V. Para las máquinas para la construcción, implica que a partir de ese año deben cumplir con valores límites de emisiones aún más estrictos y se reduce aún más el nivel de emisión de partículas. Por esta razón, muchas máquinas antiguas deben ser modificadas para equiparlas con filtros de partículas diésel, y las nuevas deben estar equipadas con los motores y tecnologías adecuados. En consecuencia, se logró una importante reducción en la masa total de partículas finas. Además, el tratamiento moderno de los gases de escape ha derivado en una disminución general adicional de las emisiones de contaminantes: las emisiones de las máquinas para la construcción convencionales se han reducido en alrededor del 95 por ciento en los últimos 15 años. Asimismo, hoy en día cada vez se centra más la atención en las motorizaciones alternativas; sobre todo, no debe subestimarse el papel de las máquinas para la construcción eléctricas.
zero emission: una cuestión a nivel mundial
Algunos países van incluso un paso más allá y, a menudo, incluyen la sostenibilidad en sus llamadas a licitación. En Australia, por ejemplo, la legislación se ha vuelto más severa. En los Países Bajos, y también en los países escandinavos, es importante que en al menos algunas partes de las obras se utilicen máquinas o equipos eléctricos y los contratistas que ofrecen productos libres de ruido y emisiones a veces incluso son preferidos. En este sentido, Noruega tiene unos objetivos muy ambiciosos y quiere ahorrar el 99 por ciento de sus 420 000 toneladas de emisiones de CO2 anuales en las obras. Esto debe lograrse, por ejemplo, mediante el uso de máquinas para la construcción eléctricas. A partir de 2022, la ley prohibirá el petróleo, la gasolina y el diésel. Los actores de la industria recibirán una guía ecológica para ayudarles a conseguirlo. En Alemania, la asociación profesional de la industria de la construcción (BG Bau) en el marco de las primas de salud y seguridad en el trabajo fomenta la adquisición de equipos de compactación libres de emisiones y por eso amigables con el usario, que se utilizan en espacios reducidos, como las zanjas. Esto también incluye los tres apisonadores y las tres planchas vibratorias a batería de Wacker Neuson.
La motorización del futuro
IEn el futuro quedará claro qué motorización tiene más sentido para cada aplicación. Es probable que resulte en una combinación de motorizaciones alternativas y el eficiente motor diésel. Wacker Neuson también está trabajando en varias alternativas, como las motorizaciones eléctricas, los motores híbridos y los combustibles sintéticos. Al mismo tiempo, está claro que seguirán existiendo aplicaciones en la construcción en las que las máquinas convencionales eficientes sean más adecuadas que las soluciones que funcionan con batería, sobre todo por razones de rentabilidad.
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